ENRIQUE SIERRA VALENZUELA, escritor almeriense

... el escritor ha de vivir en continua acecha, como la araña y el gato contra las moscas y el ratoncillo... Nosotros también, como el gato junto a la madriguera; debemos vivir acechando a la puerta de los acontecimientos que uno salte, para echarle la mano y clavarle los gavilanes de la pluma: y como la araña, que observa con sus ocho ojos la mosca que vuela alrededor de su tejido, así debemos nosotros esperar los asuntos que podamos prender en la red de nuestras cuartillas...

El escritor no debe sólo parecerse a la araña y al gato; sino que debe ser: en primer lugar, sagaz y astuto como el zorro, para dañar en su provecho a tanto cuervo vano como en las ramas del árbol social se pavonea.

Listo como una ardilla, para subir y bajar, ir y venir, andar y correr arriba y abajo, por aquí y por allí, acá y allá tras las escenas en que se ha de basar la verdad de sus cuentos.

Audaz como un ratón, para roer el cuero a quién por sus pecados lo merezca, y pronto como él para esconderse y huir de las garras del gato.

Ciego como un topo, para no ver los desaciertos de los más grandes y los desmanes de los más fuertes; cosas que dañan mucho la vista, cuando no partes más físicas y no menos delicadas.

Debe tener el olfato del perdiguero, para huir de la guerra antes que llegue: la vista del lince para ver venir las cosas desde muy lejos; y la ligereza del galgo, para escurrir el bulto, siempre y cuando el caso lo requiera.

Ha de ser fuerte como el armadillo contra todo mordisco o manotada; y resistente como el caballo, para hacer a carga y a yugo.

Debe ser sordo como el alacrán, para no oír las diatribas de los otros.

Por último, ha de ser pacienzudo como el asno, para llevar la carga de sus desgracias con calma y resignación: y sobre todo, sobrio como él, si ha de vivir de los productos de su oficio...

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